Respetamos el proceso madurativo y el ritmo de cada niñ@ en cada momento, sin juicios, exigencias ni expectativas.

Es la necesidad esencial y fundamental de todo ser humano. Como demuestra el neurobiólogo Gerald Hütler, el amor es la fuente de la evolución de la vida en general y del Ser Humano en particular.

De l@s niñ@s, y también de l@s adult@s: facilitando todas las formas de intercambiar, transformar, construir, debatir, descubrir, consensuar, convivir, compartir y aprender, CRECER, en definitiva.

Desde el respeto y el amor, libre de juicios y de interferencias, a través de la observación y la presencia. Poniendo límites, dando seguridad, y cuidando especialmente el aspecto emocional.

El/la adult@ acompaña al niñ@ sin adelantarse ni dar excesivas explicaciones ni sugerencias, acompañando los procesos de vida y actuando como referente que propone y muestra, pero no dirige ni condiciona.

Hemos creado un entorno físico y humano donde l@s niñ@s pueden desarrollarse libremente con la menor intervención adulta posible, y que satisface sus necesidades físicas y emocionales. No es fijo y estático, sino cambiante y abierto según los momentos y tiempos, siendo a su vez un marco de referencia.